La culpa

Cappa, Angel es un señor que dice ser director (aunque no dirija) técnico (sin instrumento o herramienta), la mayoría de los pobladores del fulbo, sobre todo los que comentan o critican tiene buen concepto de él, inentendible pero bueno al fin, tambien lo consideran un hombre serio e inteligente y sobre todo equilibrado cuando habla (que es lo mejor que hace) se refiere siempre al buen juego (confundiendo las mas de las veces equipo con hombres) y sueña con un mundo de belleza de movimientos en el que Buonanote gambetee sin que nadie se le oponga y Carrizo (por citar a dos jugadores del equipo que dice dirigir) se arquee en el aire para atrapar pelotas que nunca se escaparán de sus manos, obviamente tiene el mismo sueño para otros jugadores de otros equipos y con la edad que le ha acumulado experiencia y equilibrio ha dejado de protestar fallos (que son inapelables) de referis y a lo sumo se dirige a ellos educadamente (no olvidemos que es un hombre que ha pasado por La Sorbona) para solicitar alguna explicación que acreciente su conocimiento del reglamento, bueno no siempre, a veces el señor se libera y da un espectáculo grotesco y a todas luces ensayado en donde aflora toda su ignorancia de las leyes futboleras y todo el enojo (odio tal vez?) que las cámaras presentan como el paradigma del hombre evolucionado mostrando el ancestro antediluviano que todos guardamos adentro. El patético espectáculo no le privó sin embargo de hacer un cambio (para algo es el que manda, aun confinado a una pequeña celda debajo de la tribuna) de hombres: mandó a la cancha a Buonanote quien ingresó por el único jugador capaz de engendrar juego y un poco de imprevisibilidad, Ortega.

Ya que estamos en el partido Banfield vs River, dejenme (denle, sean buenos) que les cuente algo que toda la crónica del día del partido y del siguiente omitió consignar: el señor Cappa y el señor árbitro del partido (mas este último) sufrieron un serio desorden emocional y una tremenda culpa que los hace primero víctimas del sentimiento y luego victimarios desalmados y desaprehensivos, el señor Cappa considera desde hace dos fechas que el defensor Roman es el titular del puesto de marcador aunque sea un tanto torpe y apresurado, lo que le hizo cometer un fulcito tonto (a decir verdad no cometió ninguno, pero es un tanto inocente el señor Roman así es que se comió el amague del delantero de Banfield que se tiró al suelo inventando la falta) que le valió tarjeta amarilla, mas tarde le propinó una patada (para que no queden dudas) a un adversario que le valdría la roja o al menos otra amarilla pero hete aqui que el señor Pezzotta llamó a la calma y a la reflexión al jugador rivrplatense que minutos después convertía el gol del empate. Pezzotta no puede dormir y le durará el insomnio y la pesadilla de la culpa, Cappa en cambio hace meditación trascendental.

Buenas noches